BY: Javier Fuentes
Javier Fuentes
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En las noches largas de invierno… invitan tanto a la reflexión sobre la vida y sus posibilidades.
A veces tengo la sensación de que soy una especie de observador del mundo, de las personas, de la vida, de la conciencia de mi mismo y la de los demás. También me doy cuenta que vivo la vida a través de los otros, gente que veo y escucho sus vidas y peripecias, me pongo en su lugar y desde ahí les ayudo, según mi experiencia y conocimientos.
Siempre he sido una persona diferente por como he vivido mi vida y la profundidad de mis planteamientos, si a eso le añadimos una extrema sensibilidad, nos da una mezcla de lo más creativa, llena de un romanticismo evocador y filosófico.
Por las noches, cuando todo el mundo están durmiendo, observo a través de los cristales las ventanas de las casas, las luces apagadas, siento como el mundo duerme, descansa, y me siento como el guardián de todos ellos, el que vela sus sueños en medio de la noche, protegiéndolos, acunando sus camas para que se recuperen de los sinsabores y desgarros del día, para que al amanecer estén limpios, descansados y con energía renovada. Una noche cálida en sus corazones, mientras sus almas descansan de un mundo malévolo. La sensación de ser un sereno, que recorre las casas dando consuelo a los corazones heridos por el desamor, para que mañana al despertar sea un nuevo comienzo, una nueva vida, un volver a empezar sin heridas del ayer, con una ilusión renovada, como la cándida adolescencia de quien se siente joven de espíritu y sabe que tiene mucho por vivir, mucha felicidad que le queda por beber a grandes tragos, mucha ilusión que gastar, mucho amor por entregar en la dicha de ver al otro disfrutar de la felicidad del sentirse amado.
Si tú eres feliz, yo también lo soy, viendo la belleza que irradias, es el mejor regalo, tú eres mi dicha, mi principio y final, eres el Sol de mi amanecer y mi ocaso. Y cuando paseamos juntos, me haces disfrutar con la belleza de amar que mueves a tu alrededor, la energía con la que envuelves todo lo que inunda tu presencia, lo llenas todo de ti, y si me acerco a tu cuello y respiro ese aroma que lleva tu piel blanca, con tu melena al viento… por unos instantes cierros mis ojos y… siento que hueles a Amor!. Me lleno de tu aroma de mujer, soy feliz a tu lado, me siento tan orgulloso de estar contigo…Que hasta presumo de ti. Me pavoneo como un adolescente, siento revolotear las mariposas en el estomago…te admiro y doy gracias de estar a tu lado cada día. Tú eres mi cálido verano.
No te haces ni idea el vacio que dejas cuando te vas, cuando te has ido, cuando no estás….
El mundo no es lo mismo sin ti, ya nada es igual, se queda hueco y sin aliciente, aunque todo sigue aparentemente igual, pero no es lo mismo sin tu presencia, contigo todo tiene un sentido, el sentido de vivir y compartir, de hacer cosas juntos, el sentido de amar, pues vivir sin tu amor es estar muerto en vida y no hay mayor castigo que sufrir tu ausencia, el frio invierno, tu presencia en tu ausencia, recordándote, lleno de saudade, por eso te busco hasta encontrarte de nuevo, nos reconoceremos, no te abandonare, viajaremos por paisajes nuevos, por senderos de luz y amor. ¡Que no haría yo por ti, por un beso de los tuyos vendería mi pasado y compraría tu futuro.
Por un beso de los tuyos… que no haría!
Javier Fuentes.